Isla de San Simón

Como cada lunes os voy a contar una excursión que hicimos hace ya unos años a la Isla de San Simón en la ría de Vigo.



Os dejo un enlace de una página donde os indican horarios y precios, (venasansimon), nosotros ya hace años fuimos a través de una asociación pero por lo que veo en esta página tenéis varias opciones que tienen muy buena pinta.



El viaje en sí ya es una gozada, a nosotros nos llevaron hasta el punte de Rande que es impresionante, en su momento fue el punte atirantado más grande del mundo, y verlo desde abajo te da una perspectiva increíble. Las niñas disfrutaron de lo lindo el paseo en barco, ya que además nos coincidió un día de muy buen tiempo.



De vuelta de Rande ya te encuentras de frente con la Isla de San Simón y la no menos importante, San Antón, unidas por un pequeño puente de piedra.


Hay un pequeño embarcadero por el que acceder y ya te metes de lleno en la isla, que parece pequeñita pero tiene un montón de cosas, lo que más impresiona es la vegetación, nos contaron que tiene tantas especies vegetales porque todos los barcos que venían de América tenían que pasar en estas islas la cuarentena, entonces los marineros traían semillas que germinaban en ellas. Realmente parece un pequeño paraíso




Otra de las curiosidades es la estatua del Capitán Nemo que hay frente a la Isla, que se realizó como homenaje a Julio Verne con motivo de una de las escenas del libro 20.000 leguas de viaje submarino.


Pero una de las partes más emotivas para mí fue en la Isla de San Antón, pasando el pequeño y precioso puente de piedra, donde hay un homenaje a los presos del campo de concentración y exterminio que albergó la isla en la Guerra Civil y postguerra, sobrecoge imaginarse el horror que allí se vivió...


Una placa recuerda a esos hombres valientes, entre los que se encontraba Celestino Poza, médico de profesión que ejerció de ello en la isla no sólo para los presos sino también para sus carceleros. Historias que sobrecogen y nos ayudan a no olvidar para que no se vuelva a repetir la barbarie. Mis hijas son pequeñas, pero preguntaban cosas y es necesario responderles, de manera que entiendan, que en el pasado hubo una guerra y que ahora vivimos en paz y eso hay que preservarlo por encima de todo.



Las islas, tienen muchas historias, ya que también fue leprosería, hogar de huérfanos y actualmente fueron declaradas Bien de interés cultural y están recuperadas, celebrándose en ellas diferentes actividades culturales.
De vuelta al puerto, aún nos quedaba tarde para aprovechar y nos fuimos al Castillo de Sotomayor, un auténtico castillo de caballeros medievales, donde mis hijas lo pasaron en grande visitando las estancias e imaginándose la vida medieval. Está muy bien conservado y vale la pena la visita, sus jardines y estancias son preciosas y eso hace que sea escenario de muchas bodas.



Hasta aquí la propuesta de hoy, realmente me ha encantado hacerla, hace ya unos años que hicimos esta excursión y me entraron ganas de repetirla, realmente vale la pena.
Hasta el jueves ;)

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