Pazo de Oca y Gaias

Hace unos meses me enteré que en el Museo Centro Gaias, en la “Cidade da Cultura” de Santiago de Compostela, se estaban organizando unos obradoiros para niños con motivo de la exposición fotográfica de José Suárez, así que me cogí el programa y elegí un domingo para ir con las peques. Pronto se animaron otros amigos y decidimos organizar el día entero de excursión. No queríamos pasar el día entero en Santiago, que también es una muy buena opción (sobre todo ahora que en el Obradoiro hay una exposición de esculturas de Henry Moore), pero habíamos estado hacía poco y decidimos quedarnos por lo que Otero Pedrayo llamó en su día el "Jardín de Santiago de Compostela", esto es: la zona del Valle del Ulla.

Primero fuimos al mirador de Gundían desde el que se puede ver el antiguo puente por donde aún pasan trenes, aunque ahora se ha construido uno enorme a su lado para el AVE. Hay un pequeño merendero y la vista es estupenda. Lo que me pareció es peligroso para los niños, ya que a las vías del tren se puede acceder sin valla protectora ni indicación de peligro; así que, si vais, cuidado de que los niños no se acerquen.



De ahí nos fuimos al Pazo de Oca. Nuestra idea inicial era ir al Pazo de Ribadulla, que queda justo en frente de donde teníamos reservado para comer, pero cierra los domingos por la mañana, así que, aunque algunos ya lo conocíamos, nos fuimos al Pazo de Oca que queda a unos cinco minutos y está perfectamente indicado por la carretera.


La entrada, sólo por jardines, cuesta 6 euros por adulto y los menores de nueve años no pagan. Me pareció un poco excesivo, pero los jardines son preciosos. El lago, los bancos, los camelios, todo le da un aire romántico que por eso hay quien le llama el "Versalles Gallego". Y para los niños es perfecto: pueden corretear, ver a los cisnes, meterse por los laberintos.. realmente precioso.




De ahí, y ya hambrientos, nos fuimos a comer al restaurante “Aldea Grande” donde teníamos reservado un buen cocido! Escogimos este sitio porque tiene zona para los niños, pista de cars a pedales, colchonetas, parque de bolas y camas elásticas; vamos, que se lo pasaron genial. Es cierto que estas zonas no están pegadas al restaurante y dependiendo de la edad de los niños tiene que estar un adulto con ellos. 



El cocido, ¡buenísimo!. Ya con la sopa la cosa prometía, y como dijo un amigo que venia con nosotros: si la sopa está buena, no repitáis porque eso significa que el cocido está mejor y hay que dejar hueco.









Después del cocido, como estamos cerca de carnaval, nos trajeron filloas con miel, orejas y queso con membrillo; todo buenísimo! 


También me fijé que en otras mesas estaban comiendo churrasco y tenía muy buena pinta, así que habrá que ir a probarlo.

De ahí, aunque lo que necesitábamos era una buena siesta, nos fuimos a Santiago, al Gaiás, que queda a una media hora. Después de aparcar, nos fuimos directamente al aula de obradoiros donde los niños se quedaron encantados y nosotros pudimos dar un paseo para bajar el cocido, ver la exposición fotográfica de José Suarez y tomarnos otro café cuando se metió el sol porque en el Monte Gaiás sopla el viento y hace frío. Los obradoiros pertenecen a lo que han llamado "Findes na balea"; la inscripción se abre los lunes para los talleres de cada domingo y la temática es diferente cada día pero siempre relacionada con la figura de José Suárez.


Y sé que todo el mundo sabrá la historia del despilfarro que se cometió en el Gaiás con la “Cidade da Cultura” pero es impresionante verlo actualmente. Está todo lleno de andamios, barreras, socabones, esqueletos de edificios… Menos mal que los edificios que están acabados los pueden utilizar y organizan este tipo de cosas. No sé que opinareis vosotros, os pongo algunas fotos y juzgad por vosotros mismos.




Espero que os haya gustado y os animéis a hacer esta pequeña excursión! 

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